SOLIDARIDAD

AMPARO MARCO                                              Mediterráneo, 28-11-2012

Hace unos días, una eurodiputada, mi buena amiga Pepa Andrés, visitó Castellón para conocer de primera mano la situación por la que están atravesando algunas organizaciones no gubernamentales, asfixiadas por las deudas de la Generalitat. El Gobierno valenciano recibió fondos europeos para la puesta en marcha de iniciativas sociales dirigidas a la creación de empleo y, sin embargo, los euros no han llegado a las ONG que han desarrollado los proyectos. Es el caso de Patim. Pepa Andrés escuchó las reivindicaciones de una organización modélica en la gestión de la solidaridad en Castellón.

El dinero llegó de Europa, pero los responsables políticos de la Comunitat Valenciana no lo destinaron al fin para el que había sido aprobado. En lugar de financiar las iniciativas de fomento de empleo para colectivos sensibles, la Generalitat se lo habrá gastado en pagar el canon de la Fórmula 1 o en las competiciones de hípica para la jet-set en Valencia. No sabemos adónde ha ido a parar, lo que sabemos es que no han llegado a quienes debía hacerlo. La situación financiera de muchas entidades es crítica, con deudas que oscilan entre los 300.000 y los 900.000 euros. Indignante.

Pepa Andrés se fue a Bruselas con una sensación agridulce. Por un lado, satisfecha y orgullosa de que una entidad como Patim destaque en la Comunitat Valenciana como referente en la lucha contra las drogodependencias desde la perspectiva de la integración social; por otro lado, triste por la situación a la que la ha abocado la Generalitat, que con su maltrato institucional hacia las ONG está poniendo en riesgo la continuidad de una actividad esencial siempre, pero, sobre todo, en momentos como los actuales, en los que la crisis acentúa la necesidad de la solidaridad.

El tercer sector, aquel que está integrado por las organizaciones de la sociedad civil ocupadas, principalmente, en promover el bien común, no solo tiene una importancia estratégica en el ámbito asistencial, sino que puede, y debe, convertirse en un sector de la economía social, que genere empleo. Por eso, los socialistas de Castellón defendemos su labor y reclamamos un trato digno de la Generalitat.