NUÑO JIMÉNEZ Levante, 02-11-2012
Dos
horas sin conversación para afrontar quizá la crisis más grave entre Cataluña y
el resto de España, demuestra la incapacidad actual de los líderes de estos
territorios. Dar la confianza a personas que no son capaces de entenderse es un
grave error ante la crisis identitaria, económica y social que vivimos en la
actualidad.
En los
últimos meses hemos vivido una serie de acontecimientos inimaginables hace tan
sólo un año. El descrédito de la imagen de la clase política y la monarquía,
del modelo de Estado y de las medidas de austeridad puestas en marcha para
enfrentar la crisis.
Los
sindicatos convocan una huelga general, la 3ª, y con ello exigen la celebración
de un referéndum para decidir sobre las medidas de recortes aplicadas por el
gobierno. El resultado lo podríamos preveer todos, por ello ningún gobierno en
España ha planteado nunca una reforma constitucional, una moción de confianza o
una consulta popular que no piense ganar.
Actualmente
constitucionalistas tal y como está la constitución, sólo quedaría el PP, más
aún tras el fallo en contra del Estatut aprobado por los catalanes y los
parlamentos catalán y español. El inmovilismo en momentos como el actual, hace
que podamos ser víctimas de la corriente. De ahí viene la deriva secesionista
de CIU, alimentando las emociones y no deja a nadie indiferente, tormenta
perfecta para CIU y PP frente a los problemas que agobian tanto a los gobiernos
como a los ciudadanos.
Son
necesarios momentos como los vividos durante la transición. Líderes con
capacidad de diálogo, de empatía, de ceder incluso el protagonismo a favor de
una idea o un acuerdo. Son momentos en
los que los miembros de los partidos, que no protagonizaban esos acuerdos de la
Moncloa, realicen una gran labor de democracia y transparencia interna. No ya
para recuperar la confianza de muchos ciudadanos, sino para propiciar también
esos acuerdos más amplios entre líderes de distintas formaciones para salir cuanto
antes de esta crisis .
Entre
esos necesarios acuerdos o consultas ciudadanas para todos los nacionales,
sería necesario plantearse el nuevo modelo de estado, si federal o continuar
con el autonómico, teniendo en cuenta que ello va ligado a decidir sobre el
futuro de la monarquía, antes de cualquier sucesión. Retomar el necesario
refrendo de la última reforma constitucional del déficit 0 de las
administraciones pendiente para muchos al tratarse de una modificación de la
carta Magna aprobada por todos en su día. Plantear el futuro de los Concordatos
con la Iglesia, que obligan a mantenerla libre de impuestos, con patrimonios
crecientes y manteniendo una situaciones de privilegio en la educación propias
de tiempos pretéritos, permitirían democratizar las relaciones Iglesia-Estado. Por último una reforma del sistema electoral y
de la financiación de los partidos que ayude a hacer más transparentes las
instituciones y quienes las representan, como medio de recuperación de la
confianza en las instituciones.
La recuperación de la confianza, está ligada
solamente a un tipo de confianza, la de los mercados en la actualidad.
Olvidándonos de que sólo será la ciudadanía, la que recuperando la confianza,
pueda verdaderamente hacer que recuperemos la prosperidad perdida.
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