miércoles, 7 de noviembre de 2012

FABRA EL VALENCIANO


AMPARO MARCO                                          Mediterráneo, 07-11-2012


Alberto Fabra se ha hecho valenciano. Cuando era el alcalde de Castellón hacía como que exigía a la Generalitat, aunque nunca le hacían caso, y reclamaba inversiones que nunca llegaban. El colmo de los colmos fue lo que ocurrió en 2009, cuando en su condición de diputado autonómico presentó una batería de enmiendas en las Corts Valencianes para exigir más dinero para Castellón. Su amigo Camps, el de los trajes, no le hizo ni caso y las enmiendas se quedaron en el limbo de la política absurda. Fue la escenificación de la nula influencia de Fabra en el ámbito de la toma de decisiones.

Ahora, cuando tenía ocasión de resarcir a su ciudad del maltrato institucional sufrido en los últimos años por los gobiernos conservadores, lo que ha hecho es lo mismo que hizo su antecesor: pasar de Castellón. Da igual uno que otro, el caso es que Valencia nos trata con el mismo desprecio de siempre. De nuevo, ha vuelto a quedar en evidencia su incapacidad para gobernar con criterios de equidad y dar a Castellón lo que se merece pero que desde hace tanto tiempo se le hurta.

Los presupuestos que gestionará Fabra en 2013 son los peores que ha tenido la Comunitat Valenciana en todo el periodo democrático. Castellón recibirá las migajas de costumbre, incluso alguna menos. Con las políticas caóticas y sin sentido del president, seguiremos anclados en la crisis, sin capacidad de respuesta. El seguidismo de Fabra con las decisiones de Rajoy está castigando a la ciudadanía y lastra las posibilidades de recuperación de Castellón y de la Comunitat Valenciana.

Es cierto que la crisis nos obliga a cambiar el chip y que los presupuestos se han de adaptar a la realidad, pero también es cierto que Fabra sigue dilapidando el dinero de todos con proyectos anacrónicos. Los castellonenses somos maltratados por un PP decidido a dinamitar el Estado del bienestar ante la mirada atónita de los ciudadanos responsables que no han vivido por encima de sus posibilidades.

Y lo peor es que luego tenemos que escuchar al alcalde de Castellón decir que no le gustan nada los presupuestos. Y ya está. Bataller se conforma y calla, otorga. Le da igual, como a Fabra.

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