Las cargas de profundidad lanzadas por los dirigentes del pepé contra el navío socialista, cargado de derechos fundamentales, igualdad, bienestar social, paz y más libertad, tratan de hundirlo desde que José Luis Rodríguez Zapatero llegó a la Moncloa: Primero, intentaron deslegitimar su victoria; después, quisieron hundir la política antiterrorista y siguen en ello, a pesar del anunciado “fin indefinido de la violencia armada” de los que Aznar denominó “movimiento vasco de liberación”; y desde que estalló la crisis, buscan provocar el continuo crecimiento del paro, con el único fin de conquistar la Moncloa. Rita Barberà farfulló que mientras estuviese Zapatero allí, “ni agua” para salir de la crisis. Donde manda la derecha, echan empleados al paro, no pagan a proveedores, paralizan las obras públicas, congelan la aplicación de la ley de la dependencia, reducen los equipos docentes, retrasan “sine dia” el pago de las subvenciones a ONG.s que cubren servicios sociales que deberían ser atendidos por la Administración autonómica, así como las ayudas económicas a mayores en las residencias de tercera edad, etc., etc.; provocando con todo ello la destrucción de pequeñas y medianas empresas, el constante aumento de parados y la desazón y subsiguiente cabreo de todos los afectados. Pero parece no importarles nada. ¿Será verdad que en la filosofía del PP el fin justifica cualquier medio? ¿Será cierto que piensan como el machista recalcitrante: “¡O es sólo mía o no será de nadie!”?
Un dato último: En nuestra Comunidad, el Gobierno central ha cargado con el ochenta y cinco por ciento de los costes totales de la atención real a dependientes, pero, desgraciadamente, es donde peor se ha aplicado. En cambio, en Andalucía, ha enviado sólo un cuarenta por ciento y es modélica entre las autonomías en la ejecución de la ley, para satisfacción y regocijo de dependientes, familiares, técnicos, empleados y empresas de servicios sociales.
Con el modelo suyo, Mariano Rajoy nos asegura la INFELICIDAD.
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