miércoles, 22 de febrero de 2012

INDIGNANTE

AMPARO MARCO                                     Mediterráneo, 22-02-12

Lo que estamos viendo estos días sobre la revuelta estudiantil de Valencia nos devuelve treinta años atrás, cuando los policías eran “los grises” que perseguían a porrazos a los defensores de la libertad. Es vergonzoso comprobar cómo la juventud despierta y reivindica un futuro más digno y con oportunidades para todas y todos, mientras la respuesta del Gobierno es la de sacar la violencia a la calle y frenar el derecho ciudadano, legítimo, a protestar lo que se cree injusto. Podemos ver imágenes impactantes, cargas policiales contra menores, abusos de los que ejercen el control de las fuerzas de seguridad… Es indignante que esto suceda en pleno siglo XXI, cuando somos Europa y la democracia ya está en nuestro ADN de país.
Cuando la sociedad habla, hay que escucharla. Cuando grita, hay que escucharla todavía más. La política del avestruz, la de esconder la cabeza bajo tierra, solo la ejercen los cobardes, quienes consideran que la voluntad ciudadana solo hay que pulsarla cada cuatro años, en las elecciones. No. Decididamente, no. La voz del pueblo habla cada día y hay que escucharla cada día. No podemos consentir que la derecha reaccionaria que gobierna aquí y allá nos quiera devolver al pasado. Menos derechos laborales y menos derechos sociales, eso es lo quieren: un país que se resigne a la pérdida del bienestar colectivo, en silencio, con complicidad. Están muy equivocados. Esa forma de gobernar hace tiempo que caducó. No reinventen el pasado.
Cada golpe que recibe un estudiante es un golpe que recibimos todos. Lo que está en juego ya no es solo el modelo de servicios públicos universal, gratuito y de calidad que queremos, sino también el modelo de democracia ciudadana que necesitamos. La crisis está despertándonos del letargo. La educación y la sanidad, los servicios sociales, la justicia… son causas justas por las que luchar. No podemos quedarnos de brazos cruzados mientras se descerraja el sistema. El futuro no es una utopía. Tenemos la obligación de conquistar el mañana. Por nuestras hijas e hijos. Salgamos a la calle y gritemos bien alto que no estamos dispuestos a que nos roben el progreso con tanta impunidad.

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