Hay hechos que no se pueden obviar y que por su repercusión social deben ser tratados y debatidos públicamente para tratar de que no hayan malas interpretaciones y que, por fin, al final del túnel, se vea la luz.
La nueva reforma laboral ha creado un gran malestar en nuestro país. Existen opiniones para todos los gustos pero la mayoría piensa que el Gobierno de nuestra nación, está siguiendo, a pie juntillas, los dictados de la cúpula de dirigentes de la Unión Europea. ¿Serán las medidas tomadas las adecuadas para crear puestos de trabajo?. No es momento para entrar en averiguaciones de futuro, pues, lo bien cierto es que no hay forma humana de frenar el número de desempleados y además, aquellos que todavía no lo están, bailan en la cuerda floja.
Hay que ayudar a los emprendedores y sobre todo a los jóvenes, pero de forma eficaz. No se trata de poner condiciones inalcanzables en los tiempos que corren. Ayudas sí, pero a aquellos que presenten planes viables con un seguimiento de las inversiones y de la actividad de la empresa creada con la ayuda del organismo oficial de préstamo. Todo no vale.
No desearía que me tacharan de insistente, pero ¿recuerdan Uds. mi artículo reciente sobre el suicidio?. Bueno, pues hace pocos días se difundió por el canal nacional de televisión, en hora de máxima audiencia, una imagen estremecedora, la de una funcionaria situada en el voladizo exterior de un edificio oficial, en el centro de Atenas, amenazando que se lanzaba al vacío si las medidas de recorte económico aplicadas a los funcionarios, no se anulaban. Impactante, triste y demoledor desde todo punto de vista. Esta situación es lo que yo llamo estar al borde del límite.
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