Queridos Reyes Magos:
Os escribo esta carta con la misma ilusión que tenía cuando era niña. Erais para mí, los tres, los portadores de la ilusión y regocijo de todos aquellos niños que, con toda inocencia, creían en vosotros. Y yo sigo creyendo.
La verdad, ¿qué os voy a contar que vosotros no sepáis?. Lamentablemente, nuestro país se encuentra en una situación tan sumamente delicada que no sé por dónde empezar a relatar mis peticiones para este día mágico. Quisiera que lo que está ocurriendo actualmente se convirtiera en un mal sueño. Que todos los españoles volvieran a ser felices y desaparecieran de sus rostros las marcas de la preocupación y desasosiego. Sé que esto no es posible, pero albergo la esperanza de que si, al menos, no en su totalidad, en parte, alguna mejora se producirá en el momento menos esperado.
Pienso en muchos de esos niños y niñas que os han escrito cartas con una larga lista de peticiones y que, obviamente, no todas ellas se verán atendidas. Bueno…alguna sorpresa habrá que alegrará a los infantes, renovando su ilusión y esperanza para el próximo año.
Los dependientes, Majestades, no se encuentran en el mejor de sus momentos. Hay recortes presupuestarios por doquier y si alguna ayuda llega a los centros, es escasa para atender al numeroso grupo de personas que la necesitan. Las necesidades son muchas y los medios escasean.
Nos dicen que van a haber más recortes, medidas estrictas, para poder salir de la crisis que nos oprime y atenaza. Pero, hay servicios de atención a los españoles que no pueden ser eliminados por decreto ley. No podemos dejar abandonados a un número importante de seres que confían en nuestros organismos oficiales.
Quiero pensar que todo puede mejorar con vuestra magnificencia, Reyes Magos de Oriente.
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