miércoles, 10 de octubre de 2012

ENTRE TODOS


AMPARO MARCO                                       Mediterráneo, 10-10-2012


La celebración del Día de la Comunitat Valenciana ha sido un buen momento para reflexionar acerca de lo que somos y lo que queremos ser. Vivimos momentos delicados en los que todo se pone en cuestión. La tijera de los administradores irresponsables está acabando con el Estado del bienestar, que nos ha hecho mejores ciudadanos, y la crisis está poniendo en entredicho el sistema de derechos y libertades. Este presente no es el que deseábamos, pero lo peor es la incertidumbre sobre el futuro que nos viene encima.

La última encuesta del CIS, publicada esta misma semana, ha constatado que la clase política sigue siendo percibida como un gran problema social, en lugar de lo que debería ser: una solución. Los representantes de la ciudadanía somos juzgados (o peor aún, prejuzgados) y nuestra labor se pone bajo una gigantesca lupa de mil aumentos. Los ciudadanos están tomando conciencia de la realidad, quieren aplicar su Justicia y ha encontrado ya los culpables.

En la parte que me corresponde, que no sé si es poca o mucha, pido perdón a la ciudadanía por los errores que podamos haber cometido. Los socialistas de Castellón estamos fuera de las instituciones de gobierno desde hace mucho tiempo, pero nuestra cuota de responsabilidad también es importante. Hemos tenido la ocasión de plantear alternativas a los gobiernos catastróficos de la derecha, que nos han ahogado en un mar de deudas, pero no hemos sido capaces. No hemos conseguido empatizar con la ciudadanía.

Los políticos debemos purgar nuestras culpas, pero la mejor forma de hacerlo es con más dedicación, con más esfuerzo, con más sensibilidad. La situación económica es mala, la peor que recordamos, y exige respuestas excepcionales. El Ayuntamiento de Castellón está intervenido por el Gobierno y tutelado por la Generalitat, dos instituciones que tampoco son referencia de nada en estos momentos. El alcalde huye a Bruselas, incapaz de buscar soluciones. Es el momento de que la ciudadanía asuma su papel y lidere el cambio hacia un tiempo nuevo. La clase política somos todos y no tenemos excusas para no participar en la defensa de la democracia. Entre todos lo lograremos.

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