AMPARO MARCO Mediterráneo, 23-07-2014
Castellón está buscando su futuro con ganas e
ilusión, pero la realidad amarga ese sueño colectivo. Los gobiernos que mueven
la ciudad, la autonomía o el país parece que nos quieran llevar al pasado. Se
puede ver a diario en el Ayuntamiento de Castellón. La gestión del alcalde accidental ha sido caótica desde el
minuto cero. La herencia que le dejó Alberto Fabra estaba envenenada, con un
agujero contable de más de 100 millones de euros y sin Plan General, y lo único
que ha hecho ha sido agravar la situación.
La única actividad que Bataller
desarrolla a la perfección es la publicidad y propaganda. En un año el PP ha
gastado 880.000 euros a mayor gloria del alcalde. Mientras tantas familias no
tienen para comer o para poner la calefacción, o se quedan sin casa, el alcalde
vive en su burbuja, ausente de la realidad.
Sobre todo, porque el equipo de gobierno no ha
presentado ni un solo proyecto de reactivación económica en tres años. La grave
realidad económica se ha puesto de manifiesto en los megaproyectos que la
Generalitat y el Ayuntamiento vendieron como grandes éxitos y han resultado ser
fracasos estrepitosos: Centre de Convencions, Ciudad de las Lenguas,
Megaespai... El último proyecto finiquitado es la compra de la Fábrica Dávalos
para convertirla en un centro de ocio juvenil. Otro castillo de naipes que se
desmorona.
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