IGNACIO SUBÍAS Mediterráneo, 22 - 10 2013
Estamos viviendo tiempos
difíciles, en los que el paro, la pérdida de derechos y la exclusión de
ciudadanos del sistema, es patente provocando situaciones límites.
Ante todo ello, es habitual
escuchar a personas que no ven la luz en este oscuro camino que nos está
tocando vivir. Por otra parte en estos últimos días es habitual escuchar a
responsables del P.P., que estamos saliendo, que la bolsa sube, que la prima de
riesgo baja y que nuestro País está generando cada vez más confianza. Estoy
seguro que a todos nos gustaría no solo creer dichas afirmaciones, si no lo que
es más importante, ver y comprobar en el día a día que efectivamente se
corresponden con la realidad cotidiana que viven los ciudadanos.
Lamentablemente no es así y las cifras macro económicas no tienen nada que ver,
no ya con las percepciones, que sería algo subjetivo, si no con la cruda
realidad diaria.
La crisis y en ocasiones la mala
gestión ha llevado a cifras de paro inaceptables ( recuerdo que en nuestra
provincia está alrededor del 31%), la prolongación de esta situación y la
pérdida de percepciones de muchas personas está llevando a situaciones que no
se conocían y a la pobreza que genera serios problemas. Familias sin ingresos
que no perciben ya ningún tipo de ayuda y que se ven abocados a pedir para
poder comer o ropa o donde dormir. Esto que parece un mal sueño, esta
ocurriendo todos los días a nuestro alrededor y está azotando a familias y
personas que hasta hace no tanto tiempo tenían una situación mas o menos estable
y que actualmente se encuentran en situación de exclusión, en una sociedad que
ha de replantearse qué estamos haciendo y qué valores deben de presidir
nuestras acciones y prioridades.
Escuchaba hace unos días en un
programa de radio, como una madre tenía miedo a que los servicios sociales
pudieran quitarle a su hijo porque no tenía recursos para mantenerlo, es triste
y doloroso o como familias comentaban que tenían que vivir con 300 o 400 euros
al mes, para todo tipo de necesidades y evidentemente mostraban su desesperanza
ante el futuro. Cada vez se incrementa más el número de personas que viven por
debajo del umbral de la pobreza y de niños con dificultades para poder tener
una alimentación básica y enormes problemas para poder acceder en condiciones a
la educación.
Todo esto esta sucediendo hoy en nuestro País, en
nuestras ciudades y además como consecuencia de recortes sociales se generan
dificultades para el acceso a prestaciones sanitarias, educativas y que no
decir de los recortes a colectivos más frágiles como los discapacitados o
dependientes. Es verdad que somos una sociedad solidaria en general, pero es
fundamental aplicar derechos y justicia social. Son los gobiernos quienes deben
de tomar medidas, priorizando y siendo capaces de hacer efectivas medidas que
mejoren las condiciones básicas de vida, con una redistribución más justa,
equitativa y solidaria. La situación es de enorme dolor y no vale con
denunciarlo hay que actuar.
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