IGNACIO SUBÍAS Mediterráneo, 30-07-2013
Hemos vivido estos días la
tremenda tragedia del accidente ferroviario sucedido a unos tres Kms de la
estación de Santiago, que ha dejado la terrible cifra de 78 muertos y múltiples
heridos de diversa consideración.
La curva de A Grandeira, ya
quedará para siempre en el recuerdo de todos aquellos que vivieron la tragedia
en directo, en primer lugar los afectados, los vecinos de la zona, los
familiares y amigos y en todos aquellos que de una forma u otra hemos seguidos
consternados el terrible suceso.
Una ola de solidaridad ha
recorrido el lugar en Galicia, pero en todo el País, sintiéndonos cercanos a
tanto dolor como produce esta situación. A la movilización, disponibilidad y
entrega de los ciudadanos anónimos, se ha de resaltar, como así se ha hecho, el
tremendo trabajo realizado por los servidores públicos, desde los servicios
sanitarios, policía, fuerzas de seguridad, bomberos, protección civil,…personas
que siempre cumplen con su trabajo cotidiano, pero que cuando llega un momento
como el vivido el pasado miércoles día 24, su dedicación y buen hacer crece de
una forma admirable. Así personal de vacaciones o de permiso acuden por
iniciativa propia al lugar donde se les pueda necesitar, sin preocuparse de las
horas dedicadas y con la finalidad de poner su trabajo y conocimientos al
servicio de los ciudadanos.
Creo que dentro del dolor de la
tragedia, es bueno resaltar el trabajo de los servidores públicos, que han
vuelto a dar un ejemplo de buen hacer, así como cabe resaltar a una sociedad
civil, es decir a las personas, que han respondido con generosidad y realizado
un ejercicio de solidaridad que engrandece la respuesta ciudadana.
Personalmente todo ello me hizo
recordar el gravísimo accidente de un autobús a la altura de Torreblanca, en la
Autopista, que se vivió a principio de los noventa. Yo era entonces director
del Hospital general,. Recuerdo el dolor de las familias y los tremendos
momentos durante el funeral en la explanada del cementerio y tantas otras
escenas. Pero también tengo el recuerdo de la formidable respuesta de los
trabajadores sanitarios, que acudieron directamente tantos profesionales, por
si eran necesarios, fue también una respuesta solidaria, además de eficaz, en
cuanto a lo que supone la capacidad de respuesta de nuestro sistema sanitario
ante una catástrofe.
Desde el dolor, la solidaridad,
el recuerdo, sin duda hemos de elevar la petición de que una vez priorizado en
lo que suponen las decisiones más urgentes de atención a las personas, se
investigue a fondo para saber que ha pasado y se exijan las responsabilidades a
las que hubiere lugar, si hay motivo para ello. Pero insisto que se den las
respuestas necesarias y esenciales sobre lo sucedido.
Pero, nuevamente quiero resaltar la respuesta de los
trabajadores públicos y de la ciudadanía en general, sin olvidar el trabajo de
muchos medios de comunicación por su información puntual y compleja en muchas
ocasiones e insistir en el tema que más conozco y es que tenemos un buen
sistema sanitario, que hemos de intentar preservar.
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