IGNACIO SUBÍAS Mediterráneo, 10-7-2013)
Llegó el verano y además del
calor y el comienzo de las vacaciones, para aquellos que se las puedan
permitir, pues no olvidemos que con el nivel de paro existente, hay mucha gente
que no solamente no se irá de vacaciones, si no que tiene dificultades para
seguir adelante en el día a día, no olvidemos el drama que supone el incremento
de la pobreza. Esto no son reflexiones para dramatizar, son una constatación de
la realidad que acucia a nuestra sociedad y de la inacción de unos gobiernos
paralizados, basta con ver el último estudio del CIS, para observar cuales son
las principales preocupaciones de los ciudadanos. Así después del paro, la corrupción, los problemas económicos
y los políticos, está la sanidad.
Cabe recordar que hace unos años,
la sanidad no entraba entre las preocupaciones, porque nuestro sistema era
claramente garantista alcanzando altas cotas de calidad y eficiencia. Pero el
P.P. está tomando decisiones que suponen pérdida de derechos, generando en
muchas ocasiones incertidumbre y miedo , entre otras razones por los fuertes
recortes que afectan a todos pero sobre todo a los más necesitados, los
enfermos, los mayores, los discapacitados y dependientes y sobre aquellos
colectivos sobre los que están produciendo un fenómeno de exclusión los citados
recortes.
Pues bien al llegar el verano se
incrementan las denominadas medidas de ahorro eficiencia, que son auténticos
recortes y se agudizan medidas tales como el cierre de camas hospitalarias que
en el mes de agosto supondrá el cierre de al menos el 20% o el cierre de
consultas, provocando un incremento de las ya largas listas de espera y un
incremento de la presión de las urgencias hospitalarias.
Así mismo durante el verano los
centros de salud cerraran sus consultas a partir de las 15 horas, produciéndose
molestias, incomodidades, mayores esperas, desvío de pacientes a urgencias y
mayor presión para los profesionales. A todo ello hay que unir el cierre de
algunos servicios de urgencia y de unidades de trasporte sanitario y sin duda
la disminución de sustituciones de personal. Situación que si nos la hubieran
contado hace unos años hubiera sido difícil de creer.
El P.P. intenta justificarse con
las necesidades de ahorro y la famosa frase de que harán más con menos, lo cual
evidentemente es imposible. Todos estos recortes que están aplicando sobre el
sistema sanitario, acentuados ahora en verano, tienen consecuencia que afectan
a la calidad del sistema y por lo tanto a la atención que reciben los pacientes
y a las condiciones de trabajo de los profesionales.. Estamos asistiendo a una
privatización progresiva y al desmantelamiento de los servicios públicos.
Hay otra forma
de hacer las cosas, hay que priorizar y luchar contra el fatalismo que el P.P.
introduce como un martillo, de ese que no hay más remedio. La realidad es que
están tomando medidas ideológicas que llevan a recortes y a la exclusión de
colectivos más desfavorecidos y con la salud y la sanidad ni se vende ni se
juega con ellas.
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