AMPARO MARCO Mediterráneo, 31-07-2013
Alberto Fabra dejó el sillón de la alcaldía de
Castellón con una herencia de 2.466 facturas guardadas en lo más profundo de
los cajones de algunos despachos del Ayuntamiento. Facturas que ascendían a 46
millones de euros (7.657 millones de las antiguas pesetas) pendientes de pago.
Y también dejó sin liquidar la deuda que la Generalitat tiene con el
Ayuntamiento, que ronda ya los 10 millones de euros.
Cada vez que el presidente de la Generalitat
visita Castellón para hacerse fotos propagandísticas me vienen a la memoria
estas cifras, porque son la prueba del algodón de su nefasta gestión y de que
Valencia no quiere saber nada de Castellón. Da igual que esté Zaplana como que
esté Camps o Fabra, la realidad es que ninguna promesa se cumple, ninguna
reivindicación justa se asume.
Los presupuestos de Fabra han sido un bofetón a
Castellón. Las transferencias de capital han caído un 73%. Las inversiones
reales disminuyeron un 18% en 2012 y un 48% este año. Los grandes proyectos ni
están ni se les espera: el Centre de Convencions, la sede de la VIU, la Ciudad
de las Lenguas, el Megaespai, el TRAM... Todo era humo. También los centros
médicos de Perpetuo Socorro y Raval Universitari, la rehabilitación de colegios
o el edificio Borrull.
El desprecio
del Consell a Castellón es mayúsculo. Y todo ante la mirada impasible del
alcalde-imputado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario