IGNACIO SUBÍAS Mediterráneo, 10-06-2104
Una sociedad ha de regirse por
valores y por derechos, en caso contrario ha de plantearse qué modelo de
sociedad se está llevando adelante y qué estamos haciendo. Cuando el paro es de
más del 26%, el umbral de la pobreza supera el 23% y uno de cada tres niños
está en riesgo, es evidente que estamos ante una situación de emergencia y que
sin duda debe de suponer la primera prioridad para un gobierno y una sociedad
que quiera considerarse digna.
Resulta dramático el escuchar y
ver como se comenta que hay niños que pasan hambre, que llevan una dieta
inadecuada e insuficiente y que se está pidiendo que durante este verano sigan
abiertos los comedores escolares, para que se les pueda asegurar una comida
como mínimo suficiente. Ante ello hay que tomar medidas de emergencia, tales
como la continuación de estos comedores y las ayudas que se están realizando a
través de diversas asociaciones aportando comida a familias con riesgo de
exclusión.
A todo esto no se le puede dar la
espalda y no se puede negar la situación, como ha hecho el presidente de la
comunidad de Madrid, aduciendo que en su comunidad no hay desnutrición, en un
intento de confusión entre el concepto de desnutrición y la realidad de la
malnutrición o las realizadas por el presidente de la Rioja.
Nos debiera dar vergüenza, que
precisamente los niños, que son la parte más frágil de la sociedad, estén
pasando por estas situaciones y oigamos con dolor que hay niños que se
adormecen en clase porque tienen hambre. Debe de ser terrible el tener que ver
a esos niños y a sus padres, viviendo esas circunstancias en el día a día
dramáticas. Por eso quiero levantar la voz y la palabra en defensa de los más
frágiles y exigir a todos que actuemos, que pongamos medidas, primero
coyunturales de emergencia para evitar esas situaciones y a la vez tomar
medidas estructurales para intentar impedirlas.
Pero todo esto también pasa en
nuestra comunidad y en nuestros pueblos y ciudades. Nada más hay que preguntar
a Cruz Roja o a Cáritas o a tantas asociaciones que colaboran con bancos de
alimentos e insisto si es tremendo en general, lo es particularmente en el caso
de los niños. Junto a ellos, tampoco podemos olvidar las situaciones límites a
las que se está llevando a colectivos como los discapacitados, dependientes,
mayores, enfermos o inmigrantes sin papeles, a los que se está castigando con
los recortes, siendo los colectivos que debieran tener mayores ayudas por parte
de las instituciones públicas.
Es muy difícil sostener que se está mejorando, cuando
persisten estas situaciones de exclusión, pues por encima de las grandes
cifras, está la realidad cotidiana de cientos de personas en situaciones
extremas. Vuelvo a insistir, estas deben de ser las prioridades de una sociedad
digna, como también deben de ser la universalidad de la sanidad, la educación o
los servicios sociales, pero los recortes del P.P. lo están impidiendo.
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