NUÑO JIMÉNEZ
La enseñanza de idiomas, sin lugar a dudas,
es un reto para el futuro laboral de cualquier profesional que se precie.
Nuestro país ha tenido siempre unas dificultades que en estos momentos enfrenta
con especial virulencia.
Nuestra Comunidad, ha decidido finalmente
implantar el modelo trilingüe con unas medidas que se han ido implantando
durante este año, de modo que no provocaran la reacción que se produjo en
Baleares, quizá porque el uso y normalización de la lengua autóctona, del que
se celebran ahora 30 años de la promulgación de la LUEV, no se ha hecho
efectiva hasta el momento y es difícil que te quiten lo que nunca tuviste a
diferencia de lo ocurrido en las islas.
El caso del inglés es paradigmático de lo que
ocurre en la actualidad. Dentro de las nuevas exigencias al siempre solícito docente,
si quiere mantener algunos derechos propios ha de acreditar un dominio de la
lengua inglesa excepto el profesorado de lenguas. No importa el nivel del que
parta o que acredite, la asignatura que imparta, que sea reconocido o futuro
docente, si quiere obtener plaza docente, título universitario o facilidad para
trasladarse a otro centro, el dominio inmediato de la lengua inglesa es ya una
condición determinante.
Partimos de la situación de que ninguna
administración ha dedicado apenas medios, esfuerzos, ni presupuesto para formar
e implantar de forma paulatina y en un tiempo razonable la enseñanza de la
lengua inglesa en el ámbito docente de modo adecuado. En la actualidad nos
encontramos con docentes que esperan una jubilación temprana para no tener que
enfrentar esta situación, una mayoría de docentes que no acreditan el nivel y
que tienen graves dificultades para incorporar esta lengua, no digamos ya su
docencia en lengua inglesa, y por último una minoría que posee el título
requerido y que lo incorpora de forma testimonial en su práctica diaria, casi imperceptible.
¿Que ha ideado la administración autonómica
valenciana como medida de choque? Por de pronto, amplía horas al profesorado de
las EOI para dar formar docentes, sin ser remunerarlas, lo que lo convierte en
un compromiso personal del profesorado de inglés y voluntario en los centros.
Esto ocurre en un estadio en el que entre docentes se está produciendo con
estas medidas una criba, unas diferencias y una psicosis con el inglés que
entre otras cosas conlleva un alto nivel de estrés, desequilibrios, hartazgo y
merma de la calidad educativa por la incorporación precipitada del idioma
extranjero que parece ser la panacea de la educación, ocultando la falta de
financiación y la implantación de medidas que se están incorporando a la ya
moribunda LOMCE de Wert.
Para muestra un botón, a la insuficiente oferta
de plazas para estudiar en la EOI, se añade la tardía oferta específica a docentes.
El pasado año, una vez iniciado el curso, se lanzó la plataforma privada en red
Oxford, que para este año aún se está evaluando, dado que parece no haber
servido para que los docentes que participaron llegaran al nivel B2 de inglés
exigido en las pruebas de competencia lingüística que se han puesto en marcha
el mes pasado. Unas pruebas que partiendo del total desconocimiento docente sobre
el nivel que se les pensaba exigir, adolecen no ya de información, sino de un
mecanismo de revisión adecuado y efectivo. Todo ello, junto a la orden que esta
semana ha publicado el Consell que incorpora multitud de centros privados
confesionales e incluso la privatizada VIU, como centros autorizados para
expedir títulos de inglés, con un catálogo de precios y con unos niveles de
exigencia y calidad que se desconocen, lleva a pensar a cualquier mortal que
más allá de la incorporación real de la lengua inglesa en las aulas, la
impresión real es que con estas políticas se está favoreciendo a determinados
centros privados para que, previo pago de la cantidad que estipule cada uno, se
capacite al docente para poder así ejercer su derecho a mantenerse en el centro
y no ser desplazado o a poder cambiar de centro si así lo desea, hasta el punto
de que un nivel B2 de inglés se coloca al mismo nivel que 3 carreras
universitarias. Mientras el valenciano no es valorado, ni exigido al mismo
nivel ni siquiera cercano. La incorporación del inglés y el cierre de RTVV, han
acabado por dar el tiro de gracia a la lengua autóctona y supone un campo
abonado para una nueva colonización y negocio privado a su costa, esa es la verdadera
política lingüística que el Consell ha puesto en marcha.
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