AMPARO MARCO Mediterráneo, 26-06-2013
Es posible que a algún lector le sorprendiese,
igual que a mí, la fotografía publicada en este diario hace unos días en la que
se veía al alcalde de Castellón y a otros cuatro concejales del Partido Popular
inaugurando un pipican. Sí, no estamos hablando de un pantano, una carretera o
una biblioteca: un pipican, un espacio para que las mascotas den rienda suelta
a sus necesidades fisiológicas.
Esa es la foto de la realidad de Alfonso Bataller,
un alcalde que está gestionando la miseria que le dejó Alberto Fabra, pero que
quiere sacarle rendimiento mediático a todo: pipicanes, farolas o pasos de
cebra. El Ayuntamiento está hundido, con una deuda mastodóntica, intervenido
por el Gobierno y tutelado por la Generalitat. Bataller solo puede hacerse
fotos de tercera categoría.
Un ejercicio interesante que recomiendo al lector
es contar las fotografías que a diario aparecen en la prensa en las que es
protagonista el alcalde de Castellón y, al mismo tiempo, evaluar si ese testimonio
gráfico corresponde a un gran logro, a una acción de gobierno que mejore la
calidad de vida de los ciudadanos. Verán que no, que solo son reflejo de la
falta de iniciativas del PP y de la propaganda.
Castellón
necesita algo más que un álbum de fotos de los paseos del alcalde. En momentos
excepcionales harían falta gobernantes excepcionales. Y no los tenemos.
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