lunes, 13 de mayo de 2013

DEL TRIENIO NEOLIBERAL AL BIENIO DE INDIGNACIÓN QUE TRANSFORMARÁ ESTE PAIS


NUÑO JIMÉNEZ


Hoy hace tres años ZP debió haber dimitido para tener reforzada hoy nuestra maltrecha democracia. Para algunos aún sigue gobernando, caso de muchos dirigentes del PP incapaces de gestionar sus propias áreas de poder, confiando que así eludirán sus responsabilidades del desastre económico social al que encaminan a nuestro país incluso en años venideros .

Un ejemplo es el concejal de Hacienda del Ayuntamiento de Castellón, Juan José Pérez Macián, quien lleva camino de una década culpando a ZP de todos los males de los que ha de morir el ciudadano/a de Castellón, sin asumir jamás sus importantes responsabilidades en la bancarrota municipal y en el aumento injustificado de impuestos que no han dejado de cebarse, en ningún momento, sobre los menos acomodados de la periferia incrementándose con desparpajo incluso con Rajoy en la Moncloa.  Le falló el subconsciente al calificar de cruce de rata y hiena a los indignados del 15 M de Castellón, a quienes se ha visto obligado a a criticar por fidelidad al PP y a disculpar apresuradamente 2 meses después, por tan inoportunas y retorcidas palabras, al constatar que son, a día de hoy, son pacíficos y nadie es quien para decirles de que mal han de morir los representantes de la  indignación en Castellón. Hace ahora dos años, surgieron, como respuesta a estas políticas neoliberales que hoy dejan en pura anécdota los recortes de la época ZP, a la vista de los hachazos que cercenan absolutamente todos los ámbitos sociales de nuestro país.

Así las cosas, el trienio no deja de alimentar las bases de esa vieja sociedad del mercantilismo, la precariedad, la angustia, la privatización, la cleptocracia y la corrupción que se han reavivado con entusiasmo desde que Rajoy se sienta en la Moncloa. Al tiempo, no deja de emerger larvadamente una sociedad más organizada desde las bases de una nueva democracia, basada en el bien común, una ética política y económica, una participación más directa y transparente en lo que es y depende de todos.

Y aquí viene el problema, cómo una sociedad que se ha demostrado pacífica al expresar su indignación general ante tanto abuso, será capaz de organizarse para protagonizar, con más protagonismo que nunca una nueva transición hacia esa nueva democracia que tanto demanda, una verdadera transformación de la constitución, del sistema de gobierno y de las formas de participación política.

Una de ellas son las listas abiertas, las primarias abiertas a la ciudadanía a dos vueltas, la proporcionalidad en las Comisiones ejecutivas, los consejos de administración, las responsabilidades de poder en las instituciones, el debate en el seno de las organizaciones, la pluralidad de puntos de vista que lo enriquecen, otro modelo basado en relaciones de solidaridad y cooperación y no de dominación por el poder y exclusión.

El socialismo no puede privar a la sociedad de ese debate. Y esos debates se van a plantear, pero en la calle y en las sedes de las organizaciones sociales, también las bases de los partidos políticos,  y que deben partir de esa base, de que se está más cerca que nunca de conseguirlo, a pesar de la difícil situación a la que nos tenemos que enfrentar a diario. Hoy es más importante que nunca participar y por ello una sola medida en sí misma no es suficiente, pero todas ellas y todos ellos. Aquí no hay exclusividades, ni sobra nadie.

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