NUÑO JIMÉNEZ
Hoy hace
tres años ZP debió haber dimitido para tener reforzada hoy nuestra maltrecha
democracia. Para algunos aún sigue gobernando, caso de muchos dirigentes del PP
incapaces de gestionar sus propias áreas de poder, confiando que así eludirán
sus responsabilidades del desastre económico social al que encaminan a nuestro
país incluso en años venideros .
Un ejemplo
es el concejal de Hacienda del Ayuntamiento de Castellón, Juan José Pérez
Macián, quien lleva camino de una década culpando a ZP de todos los males de
los que ha de morir el ciudadano/a de Castellón, sin asumir jamás sus
importantes responsabilidades en la bancarrota municipal y en el aumento
injustificado de impuestos que no han dejado de cebarse, en ningún momento,
sobre los menos acomodados de la periferia incrementándose con desparpajo
incluso con Rajoy en la Moncloa. Le
falló el subconsciente al calificar de cruce de rata y hiena a los indignados del
15 M de Castellón, a quienes se ha visto obligado a a criticar por fidelidad al
PP y a disculpar apresuradamente 2 meses después, por tan inoportunas y
retorcidas palabras, al constatar que son, a día de hoy, son pacíficos y nadie
es quien para decirles de que mal han de morir los representantes de la indignación en Castellón. Hace ahora dos años,
surgieron, como respuesta a estas políticas neoliberales que hoy dejan en pura
anécdota los recortes de la época ZP, a la vista de los hachazos que cercenan
absolutamente todos los ámbitos sociales de nuestro país.
Así las
cosas, el trienio no deja de alimentar las bases de esa vieja sociedad del
mercantilismo, la precariedad, la angustia, la privatización, la cleptocracia y
la corrupción que se han reavivado con entusiasmo desde que Rajoy se sienta en
la Moncloa. Al tiempo, no deja de emerger larvadamente una sociedad más organizada
desde las bases de una nueva democracia, basada en el bien común, una ética
política y económica, una participación más directa y transparente en lo que es
y depende de todos.
Y aquí viene
el problema, cómo una sociedad que se ha demostrado pacífica al expresar su
indignación general ante tanto abuso, será capaz de organizarse para
protagonizar, con más protagonismo que nunca una nueva transición hacia esa
nueva democracia que tanto demanda, una verdadera transformación de la
constitución, del sistema de gobierno y de las formas de participación
política.
Una de ellas
son las listas abiertas, las primarias abiertas a la ciudadanía a dos vueltas,
la proporcionalidad en las Comisiones ejecutivas, los consejos de
administración, las responsabilidades de poder en las instituciones, el debate
en el seno de las organizaciones, la pluralidad de puntos de vista que lo
enriquecen, otro modelo basado en relaciones de solidaridad y cooperación y no
de dominación por el poder y exclusión.
El socialismo no puede privar a la sociedad de
ese debate. Y esos debates se van a plantear, pero en la calle y en las sedes
de las organizaciones sociales, también las bases de los partidos políticos, y que deben partir de esa base, de que se está
más cerca que nunca de conseguirlo, a pesar de la difícil situación a la que
nos tenemos que enfrentar a diario. Hoy es más importante que nunca participar
y por ello una sola medida en sí misma no es suficiente, pero todas ellas y todos
ellos. Aquí no hay exclusividades, ni sobra nadie.