sábado, 25 de enero de 2014

PODEROSO CABALLERO ES DON DINERO


OCTAVIO TRAVER                                   Levante, 25-01-2014

Según las últimas estimaciones económicas se considera que el Producto Interior Bruto español ronda el billón (con “B”) de euros.  La cifra de 1.000.000.000.000 de euros ya es escalofriante pero si la convertimos en las “futuras” (según algunos) pesetas  se convierte en una cantidad casi ininteligible para la mayoría de los mortales: ciento sesenta y seis Billones (con “B”) trescientos ochenta y seis mil millones de pesetas (166.386.000.000.000). Por aclarar un poco las cosas, un trabajador con unos ingresos brutos de 20.000 euros anuales necesitaría 50.000.000 de años en conseguir ganar esa cantidad.

La deuda pública del estado español ha pasado en dos últimos años de un 64% del Producto Interior Bruto (PIB) a estar superando el 94% del PIB en el tercer trimestre de  2013. A finales del año 2010 la deuda pública española era de 644.692 millones de euros. Durante 2011 se incrementó en 92.642 millones de euros. Otros 147.319 millones de euros fue la subida registrada para 2012 y durante el año 2013, la deuda ha vuelto a sumar otros 137.693 millones de euros (hasta el 3er trimestre), situándose en 954.863 millones. Se espera que ronde el 100% del PIB en cuanto se conozcan los datos del último trimestre.

Aproximadamente el 30% de esa deuda, es decir, 299.000 millones, (50 billones de pesetas millón arriba, millón abajo), está en manos de unos cuantos bancos españoles. Unos bancos españoles, no lo olvidemos, que ha sido necesario salvar de su más que probable quiebra por medio de una dura reforma financiera, con una gigantesca inyección de dinero público para restañar los daños producidos después de la resaca que les dejó el empacho de ladrillo que dejó sus cuentas echando humo. Esos mismos bancos que en el año 2013, según la prensa económica, casi duplicaron los beneficios del año anterior, llegando a obtener 6.702 millones de euros de beneficios (hasta septiembre) a la espera de conocer los resultados del último trimestre y a los que el Banco de España está pidiendo y recomendando que se baje el beneficio en favor de un aumento de las provisiones, no sabemos si como precaución o por la vergüenza ajena que produce la lectura de un titular semejante en comparación con los 6 millones de parados o de los 3 millones de españoles que están rozando el umbral de pobreza.

Esos mismos bancos que ahora declaran tremendos beneficios pidieron prestado esa inmensa cantidad de dinero al Banco Central Europeo. El BCE se lo prestó a un interés por debajo del 0.5% con la sana intención (según nos contaron) de que esos mismos bancos, ahora saneados, hiciesen fluir el tan necesario crédito a las pequeñas y medianas empresas y las familias  para inyectar liquidez al sistema y que sirvieran de estímulo de la economía productiva, pero en lugar de destinar ese dinero al propósito para el que fue pensado (¿a alguno de ustedes les han concedido un crédito últimamente?) lo han utilizado para comprar deuda del estado con un rendimiento de lo más apetitoso, de entre un 4% y 6%. Un verdadero chollo. Un grandísimo chollo.
Y ahora nos encontramos que la amortización de esa tremenda deuda más sus correspondientes intereses que pagamos todos los ciudadanos españoles ya representa el segundo mayor capítulo, por su cuantía, en los Presupuestos Generales del Estado.
Esa tremenda cantidad que estamos desembolsando sería mucho menos asfixiante para nuestra economía si el Banco Central Europeo hubiese prestado el dinero directamente al estado a ese pírrico interés inferior al 0.5% en lugar de prestarlo a los codiciosos bancos para que hagan un suculento negocio. Pero parece ser que el BCE, el FMI y el consejo europeo no estuvieron por la labor.

¿Qué por qué no se hizo así y sí que se prestó y se sigue prestando a los bancos para que hagan negocio? Pues porque el poder que tiene actualmente la banca y su Lobby de presión sobre el Banco Central Europeo y sobre el resto de instituciones europeas que nos gobiernan es infinitamente superior al poder que tienen los propios gobiernos. Hay quien dice, los más malpensados, que los gobiernos elegidos democráticamente no son realmente quienes gobiernan a sus ciudadanos y que es el poder económico quien lo hace en la sombra. Pero eso, muchos, ya lo sabemos.

En las próximas elecciones europeas, los bancos deberían presentar candidatura propia. Al menos, así, sabríamos a qué atenernos.

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