miércoles, 22 de agosto de 2012

OTRO ELEFANTE BLANCO


AMPARO MARCO                                           Mediterráneo, 22-08-2012


El diario británico The Guardian afirmaba hace unos meses que “el aeropuerto de Castellón es el mayor elefante blanco en España, una estatua de 300.000 euros y 24 metros de altura dedicada a un político infame, cuyo rostro dará la bienvenida a las personas a un aeropuerto completamente nuevo que nadie utiliza”. Con la expresión ‘elefante blanco’, los anglosajones denominan a aquellos proyectos cuyo coste de mantenimiento es superior a sus beneficios.

Esa es la sensación que tenemos muchos castellonenses cuando vemos las obras del Tram en la capital. Tememos que los 85 millones de euros invertidos en el proyecto, que al final pueden ser incluso muchos más, sean un nuevo capítulo del despilfarro y del derroche permanente de los gestores del Partido Popular. La gran inversión pública de la Generalitat en Castellón puede acabar siendo otro aeropuerto sin aviones, un elefante blanco más.

El alcalde de Castellón se agarra al Tram como a un clavo ardiendo. Sabe que es la única tarjeta de presentación que puede ofrecer a la ciudadanía, porque el Ayuntamiento está intervenido por el Gobierno y tutelado por la Generalitat, sin capacidad alguna de invertir ni un céntimo de euro. Bataller confía en que el Tram será la piedra filosofal de una gestión municipal que ahora mismo es gris y mediocre. Al alcalde le importa más su supervivencia política que el interés general de Castellón.

Son muchas las personas, de una u otra ideología, que nos están haciendo llegar a los socialistas las dudas sobre el futuro del Tram. No ven el gran transporte tecnológico y eficiente que quiere vender el PP, sino un simple trolebús que no será capaz de solucionar el problema del transporte en Castellón. Estamos levantando la ciudad para unas obras que muchos ciudadanos consideran innecesarias. Al final, será un simple autobús el que circulará entre la UJI y el Grau.

¿Era necesario el Tram? Hagámonos la pregunta y si la respuesta es negativa o una simple duda es que este proyecto no es tan idílico como pretenden la Generalitat y el Ayuntamiento. Castellón no quiere más elefantes blancos que nos dejen los bolsillos vacíos. Los elefantes, al circo.

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