IGNACIO SUBÍAS Mediterráneo, 12-02-2013
La situación que estamos viviendo
es triste, ante el comportamiento que está teniendo el P.P., de no afrontar de
forma directa y responsable los diversos problemas que se le han venido encima,
llámese caso Bárcenas entre otros o la política de protección ante lo que es un
clamor general en relación con la ministra de sanidad la señora Mato, quien
debiera de haber dimitido, pues su
actitud de resistencia es difícilmente sostenible.
El momento actual requiere de
decisiones firmes y claras. Basta con analizar los diferentes estudios
sociológicos y comprobar como los ciudadanos están hartos y consideran entre
los principales problemas, además del
paro y la economía a los políticos y a la corrupción. Evidentemente esto
no es casual y se puede deber a una mezcla entre los presuntos casos de
corrupción y los comportamientos no éticos, que son menos tolerados por la
ciudadanía en una crisis como la que azota en la actualidad.
Los comportamientos y las
exigencias a los políticos deben de ir más allá de la mera legalidad, han de
ser escrupulosamente éticos y sometidos siempre al examen de los ciudadanos y a
una trasparencia absoluta. Se podrían poner diversos ejemplos de control que se
realizan, con todos sus defectos, en los países Nórdicos o hasta en los Estados
Unidos, donde las exigencias a los representantes políticos son máximas.
No me cabe la menor duda, que la
solución a los problemas que estamos teniendo y a la crisis, está en la
política. Pero ante la desafección de los ciudadanos con la misma, debe de
haber una respuesta contundente desde los partidos políticos. Esto supone un
cambio de actitud, desde la mejora en los comportamientos y en las formas,
desde la elección de los representantes de una forma más directa por los
ciudadanos, buscando la fórmula correspondiente y desde luego encontrar los
mecanismos de transparencia y participación en el funcionamiento y en la toma de
decisiones, tanto a nivel interno de los partidos como en los diversos
gobiernos e instituciones. En definitiva lo que se llaman políticas de buen
gobierno, que deben de responder a una clara lógica democrática y lograr que
los ciudadanos tengan derecho a conseguir lo que están esperando de sus
representantes y sus instituciones, vamos que los partidos sirvan al interés
público.
Los comportamientos deben de ser
acordes con valores éticos, de ética personal- cívica y de ética política. Todo
ello junto con la transparencia, la rendición de cuentas, buscar el interés
público con una gestión eficiente , profesional, equitativa con igualdad de
trato y de oportunidades, así mismo resulta un tema fundamental la
participación ciudadana.
Quisiera resaltar la importancia de la
profesionalización de la gestión. Nombramientos que debieran realizarse de
forma reglada, que no debieran depender de vaivenes políticos, pues eso daría
estabilidad, capacidad y repercutiría en la toma de decisiones de una manera
positiva, favoreciendo además la transparencia democrática y el rigor. Todos los
que vimos un programa de T.V. sobre la educación en Finlandia tuvimos una sana
envidia al ver como relataban la estabilidad y calidad del sistema educativo,
independientemente de quien gobernara, junto con una información y transparencia
permanente.
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